Planet Dust Cap 0.3

Putos chinos, esos cabrones nos la habían liado a base de bien. La verdad es que la cultura china milenaria había desaparecido por completo y se habían introducido en una cultura terror-tecnológica que nos superaba a todos. Cuando las reservas de crudo estaban bajo mínimos ellos fueron los que explorando la luna, encontraron una fuente inagotable de recursos bajo el subsuelo lunar -llamado tridirium- y decidieron copiarlo reproduciéndolo en la tierra.
El problema es que al traer ese material, y desarrollarlo en las inmensas factorías ultra secretas, algo cambio en el clima, algo oscuro, algo extremadamente contaminante emergía de gigantes chimeneas.
Comenzaron las enfermedades, la noticia de que los chinos habían sido los causantes corrió como la pólvora, se hicieron cacerías a los pobres vendedores del todo a 100, a los chinos del top manta, que no tenían ni casa ni combustible que gastar.
Los americanos como no, y los rusos, comenzaron las hostilidades, y claro, China tenía armas nucleares y 1000 millones de soldados.
Los primeros ataques fueron salvajes, y afortunadamente según se mire, fueron los últimos. Ciudades como Hong Kong, Stalingrado, Moscú se convirtieron en cráteres humeantes. Ese vapor grisáceo hizo reacción con el fuego nuclear y murieron millones. Todavía la mayoría de los que sobrevivieron (unos 1000 millones) recuerdan ciudades enteras ardiendo como un gran fuego de la noche de San Juan.
Para unos pocos, no significo gran cosa, estaban en sus mansiones de Beverly Hill, protegidos por el escudo antimisiles de 3000 billones. Otros en las fronteras de China Rusia y parte de Europa mataban por llevarse algo a la boca. La anarquía llego, pero no era como mucho anhelaban, y por supuesto se erigieron naciones de sentido radical opuesto. El partido Nazi, defenestrado humillado y olvidado, resurgió captando a millones de adeptos, aniquilando a todo lo que se cruzaba por el camino.
Internet era un hervidero, apenas podías navegar, debido a la cantidad de noticias y mails que se enviaban, y si lo conseguías las imágenes que se obtenían no eran nada halagüeñas. Decapitaciones, masacres, paredones, persecuciones, bombas, química química ;-)
En Madrid, nuestra ciudad, la cosa no fue muy diferente, el gobierno de la nación cerró nuestras fronteras e implanto el estado de sitio. Se llamo a filas a todo aquel hombre que estuviese sano y supiese manejar un vehículo, un rifle, o supiese de ordenadores. Es decir el 90% de la población.
Zapatero había intentando dos décadas atrás la alianza de civilizaciones, si estuviese para ver lo que pasaba…, lástima que muriese en un accidente de helicóptero, pensaba Dani Enrique y Alberto nos hubiésemos reído de lo lindo.
La comida escaseaba, y lo peor de todo fueron esas bestias, las que surgían de las entrañas de la tierra, consumidas en odio, desorientación y radiación nuclear mezclada con tridirium.
No se sabía que eran, pero si sabía que tenían hambre, y que les daba igual todo. Parecía una película, muchos murieron los primeros días tratando de contenerlos, pero eso es lo que los gobiernos ocultaban, solo se leían rumores en internet. No solo salían de noche, pero es cuando más les gustaba, amparados en la oscuridad. Los meses pasaron, y la situación empeoro, si cabe más. El norte de España parecía seguro al 70 % y el sur y el centro estaban seguros al 10 %. El calor se rebeló como un caldo de cultivo para esas cosas, cómodas, seguras.
Se perdieron las noticias de naciones como Inglaterra, Francia e Italia. Era surrealista, en plena era de la IA, no sabíamos que pasaba a 100 KM de distancia.
Pequeños grupos sobrevivían con su propia democracia, anarquía o fascismo. Parecía un remake de Mad Max. Solo los fuertes, y solo ellos, heredaron esta tierra que perdió su verde y se convirtió en polvo.
Y se sabía que había un lugar seguro, un lugar donde nada ocurría y que se había revelado como el oasis del desierto. Ese lugar estaba en Canadá, en la isla de Terranova. Si conseguías llegar allí con los tuyos estabas a salvo. Se creó un país independiente, con estrictas medidas de seguridad para todo aquel que quisiera entrar, pero llegar no era nada fácil.
La mayoría habían desestimado la opción, haciéndose fuertes en sus territorios, pero otros en cambio no pensaban así….